Valor para evitar el pecado

mormon-parentsMis jóvenes amigos, sean fuertes.  Estamos rodeados de las filosofías de los hombres.  Hoy día, la cara del pecado muchas veces lleva la máscara de la tolerancia.  No sean engañados; detrás de esa fachada está la congoja, la desdicha y el dolor.  Ustedes saben lo que es bueno y lo que es malo, y ningún disfraz, no importa cuán atractivo sea, puede cambiar ese hecho. El carácter de la transgresión sigue siendo el mismo.  Si los que supuestamente son sus amigos los instan a hacer algo que ustedes saben que es malo, sean ustedes los que defiendan lo correcto, aunque tengan que estar solos.  Tengan el valor moral para ser una luz para los demás.  No hay amigo más valioso que su propia conciencia tranquila, su propia pureza moral, y ¡qué glorioso sentimiento es saber que están en el lugar señalado, limpios, y con la confianza de que son dignos de estar allí!

Thomas S. Monson, “Ejemplos de rectitud”, Liahona, mayo de 2008, págs. 65-68

José Smith

Ninguna descripción de modelos que debemos seguir estaría completa si no se incluyera a José Smith, el primer profeta de esta dispensación.  Cuando sólo tenía catorce años de edad, este valiente jovencito se internó en una arboleda, a la que más tarde se le llamaría sagrada, y recibió una respuesta a su sincera oración.

José fue objeto de implacable persecución al dar a conocer a otras personas el relato de la gloriosa visión que había recibido en esa arboleda.  No obstante, a pesar de que se le ridiculizó y menospreció, permaneció firme.  Él dijo: “…había visto una visión; yo lo sabía, y sabía que Dios lo sabía; y no podía negarlo, ni osaría hacerlo”.

Paso por paso, haciendo frente a la oposición casi constantemente, y teniendo siempre la guía de la mano del Señor, José organizó La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.  En todo lo que hizo demostró su valor.

Hacia el fin de su vida, cuando él y su hermano Hyrum eran llevados a la cárcel de Cartago, con valor enfrentó lo que indudablemente sabía que le esperaba, y selló su testimonio con su sangre.

Al hacer frente a las pruebas de la vida, ruego que siempre emulemos el valor que demostró el profeta José Smith.

Thomas S. Monson, “Modelos que debemos seguir ”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 60

 

 

Valor para hacer frente a la multitud que se burla

Todos se sintieron fortalecidos por las palabras de Moisés: “Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo… porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará”.  Él no los dejó ni nos dejará a nosotros; no los desamparó ni nos desamparará a nosotros.

Esta dulce seguridad es la que puede guiarnos, a ustedes y a mí, en nuestra época, en nuestros días, en nuestras vidas.  Sin duda, sentiremos temor, soportaremos burlas y experimentaremos oposición.  Tengamos el valor de desafiar la opinión popular, el valor de defender lo que sea justo.  El tener valor y no transigir es lo que trae la aprobación de

Dios. El valor llega a ser una virtud real y atractiva cuando no sólo se considera como el estar dispuesto a morir con hombría, sino también como una determinación de vivir con decencia.  Un cobarde moral es el que tiene miedo de hacer lo que sabe que es correcto porque otros puedan estar en su contra o burlarse de él.  Recuerden que todos los hombres tienen sus temores, pero los que enfrentan sus temores con dignidad también son valientes.

Thomas S. Monson, “El llamado al valor”, Liahona, mayo de 2004, pág. 54