¿Los Mormones Celebran la Pascua?

Los mormones, un apodo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, celebran la Pascua como un día bastante sagrado. Cada Navidad, se les recuerda a los miembros que la Navidad es un día sagrado porque la Pascua lo es. Sin la expiación de Jesucristo, no habría existido la Navidad y nuestra vida etenerna se habría perdido.

Crucifixion-Christ-Cross-MormonLos mormones creen que Jesucristo es el Hijo literal de Dios y de María. No tienen una doctrina sobre cómo se dio esta paternidad y los rumores con respecto a las creencias mormonas sobre este tema no son verdad. Se considera como algo irrelevante para nuestra salvación eterna. Lo que sí es importante es que esta herencia doble de mortalidad y divinidad permtió a Jesucristo hacer cosas que no podríamos hacer por nosotros mismos. Mientras que Su mortalidad le permitió experimentar y comprender los desafíos y tentaciones que enfrentamos, Su divinidad le permitió vencer a la muerte y resucitar. En el Jardín de Getsemaní, Jesús tomó sobre Sí todos los pecados jamás cometidos, un acto extraordinariamente generoso y doloroso, el cual requería la ministración de ángeles para ser soportado. Luego sufrió en la cruz, otra experiencia dolorosa. Sin embargo, después de tres días, se levantó de la muerte y rompió las ataduras de la muerte por todos nosotros.

¿Qué significan estos sucesos para nosotros? Los mormones creen que la justicia requiere que vivamos vidas perfectas, sin pecado aquí en la tierra. Esto, por supuesto, sería imposible para cualquiera menos Jesucristo. Afortunadamente, Dios nos ama tanto que decidió balancear la justicia con misericordia. Autorizó una ordenanza de apoderamiento en la forma de expiación, lo que significa que Jesucristo sufriría por nuestros pecados y expiaría por ellos de una manera que nosotros no podríamos. Su expiación, muerte y resurrección hizo posible que nosotros seamos salvos.
Para un mormón, ser salvo significa más que hacer una sola declaración de fe. Es un proceso contínuo. La idea de que ser salvo es una forma de vida y no sólo un acto se deriva en parte de las siguientes escrituras en la Biblia y el Libro de Mormón:

La Biblia:

No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mateo 7:21).

El Libro de Mormón:

24  Por tanto, mis amados hermanos, reconciliaos con la voluntad de Dios, y no con la voluntad del diablo y la carne; y recordad, después de haberos reconciliado con Dios, que tan sólo en la gracia de Dios, y por ella, sois salvos.

25  Así pues, Dios os levante de la muerte por el poder de la resurrección, y también de la muerte eterna por el poder de la expiación, a fin de que seáis recibidos en el reino eterno de Dios, para que lo alabéis por medio de la divina gracia. Amén (2 Nefi 10:24).

Lo que esto quiere decir, es que los mormones creen que debemos aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador y ser bautizados. Pero si sólo nos detenemos allí, viviendo cualquier tipo de vida que querramos sin tener en cuenta los mandamientos, estaríamos demostrando que nuestra declaración de fe fue falsa y sin compromiso. Nuestras vidas deben ser una muestra exterior de nuestra fe interna. Dios nos ha dado mandamientos y como cualquier buen padre, Él espera que los cumplamos, como se muestra en la escritura bíblica anterior. Mientras más grande es nuestra fe, más sencillo es el guardar los mandamientos. Porque para aquellos con fe perfecta, la obediencia no es una carga.

Podemos recordar que en la Biblia un joven fue y preguntó a Jesús qué debía hacer. Jesús mencionó varios mandamientos y el hombre dijo que había estado haciendo todas esas cosas desde que era niño. Jesús elevó los requisitos; Él desafió al hombre a abandonar todas sus posesiones y seguir a Jesús. Este joven no fue capaz de hacerlo. Sus posesiones eran más importantes para él que Jesucristo en ese momento. Sus decisiones y sus hechos demostraron la validez y la profundidad de su conversión. Los mormones comprenden que aunque debemos guardar los mandamientos, hacer sólo eso no es suficiente. Los mandamientos deben ser guardados por la razón apropiada; no para recibir un premion sino como una extensión natural de nuestra fe y amor profundos por Jesucristo. Sólo cuando nuestros corazones y motivos son puros estaremos haciendo exactamente lo que Jesucristo nos pidió cuando dijo en Juan 14:15, “Si me amáis, guardad mis mandamientos”.

Los mormones creen que debido a la expiación, todos se levantarán de la muerte y vivirán para siempre. Cada uno de nosotros tenemos el derecho y la habilidad de arrepentirnos, algo que no era totalmente posible antes de la expiación. En el bautismo, comprendemos que somos salvos, pero que debemos hacer todo de nuestra parte y vivir una vida a semejanza de Cristo. Entonces, cuando hacemos nuestra parte, la parte que Jesucristo personalmente solicitó de nosotros durante Su ministerio mortal, Él hará Su parte; una parte que posiblemente no podemos hacer por cuenta propia. Somos salvos sólo por medio de Jesucristo porque la eterna salvación es un compañerismo de amor entre Dios, Jesucristo y nosotros mismos.

Aprenda más sobre si los mormones creen en ser salvos por la gracia.

Thomas S. Monson, el actual profeta mormón, ha hablado en varias ocasiones sobre la Pascua. A continuación tenemos un testimonio que compartió sobre la primera Pascua:

“La semana que viene, el mundo cristiano celebrará el acontecimiento más importante de la historia. La sencilla declaración “no está aquí, sino que ha resucitado” fue la primera confirmación de la resurrección literal de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. La tumba vacía en aquella primera mañana de Pascua brindó consoladora certeza y una respuesta afirmativa a la pregunta de Job: “Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?”…

Con todo mi corazón y el fervor de mi alma levanto mi voz en testimonio, como testigo especial, y declaro que Dios vive; Jesús es Su Hijo, el Unigénito del Padre en la carne. Él es nuestro Redentor y nuestro Mediador ante el Padre. Fue Él quien murió en la cruz para expiar nuestros pecados. Él fue las primicias de la resurrección, y gracias a Su muerte todos volveremos a vivir. Cuán dulce es el gozo que dan estas palabras: “¡Yo sé que vive mi Señor!” 21 . Ruego que todo el mundo lo sepa y viva de acuerdo con este conocimiento. Es mi humilde súplica, en el nombre de Jesucristo, el Señor y Salvador. Amén” (Ver ¡Yo Sé Que Vive Mi Señor!Liahona, mayo 2007, 24, 25).