Por Nora

El élder Carl B. Cook, miembro del Quórum de los Setenta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (en ocasiones inadvertidamente referida como la “Iglesia Mormona” por los medios de comunicación), recientemente relató una historia sobre el presidente de la Iglesia, Thomas S. Monson. El élder Cook (los altos administrativos en la Iglesia reciben el título de “élder”) estaba saliendo de su oficina un día, agobiado por sus grandes responsabilidades y su pesado maletín. Cuando miraba el piso del elevador mientras bajaba, oyó una voz a la que reconoció: la de Thomas S. Monson:

“¿Qué es lo que ve allá abajo?”. Reconocí la voz: era el presidente Thomas S. Monson.

Rápidamente alcé la vista y respondí: “Ah, nada”. (¡Estoy seguro de que esa respuesta inteligente inspiró confianza en mis habilidades!)

Pero él había notado mi semblante apagado y mi pesado portafolio. Sonrió y tiernamente sugirió, mientras señalaba hacia el cielo: “¡Es mejor mirar hacia arriba!”. Mientras descendíamos un nivel más, alegremente explicó que estaba en camino al templo. Cuando se despidió de mí, su mirada me habló una vez más al corazón: “Recuerde que es mejor mirar hacia arriba”. (Elder Carl B. Cook, Octubre 2011, Conferencia General de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días).

Thomas S. Monson: Profeta, Vidente y Revelador

Thomas S. Monson: Profeta, Vidente y Revelador

Thomas S. Monson es más que sólo el presidente de la Iglesia. Es un profeta viviente, vidente y revelador. Como el portavoz del Señor en la tierra actual, él posee la responsabilidad del sacerdocio de comunicar la voluntad de Dios a las personas, a la Iglesia y al mundo. No sólo es el profeta para los mormones, es el profeta para toda la humanidad. Su breve comunicación con el élder Cook ayudo a éste último a ver a Dios, y encontrar en su Padre Celestial y Jesucristo el consuelo que necesitaba. Este es el rol del profeta:

Desde aquella vez he meditado en esa experiencia y en el papel de los profetas. Yo me sentía agobiado y tenía la cabeza inclinada. Cuando el profeta me habló y levanté la vista, él volvió a orientar mi atención hacia Dios, donde podría ser sanado y fortalecido por medio de la expiación de Cristo. Eso es lo que los profetas hacen por nosotros: nos conducen hacia Dios (Élder Cook, Octubre 2011).

Moses-mormonLos Profetas: Miren hacia Dios y vivan

Hay muchas historias en las escrituras de profetas mirando hacia Dios, y mandando a la gente a hacer lo mismo. Elías miró hacia los cielos para convocar fuego que consuma sus ofrendas, y lluvia para acabar con la sequía. Esteban, “estando lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios” (Hechos 7:55). El élder Cook habla sobre Moisés, quien fue ordenado a colocar una serpiente de bronce en un asta cuando los hijos de Israel estaban muriendo después de ser mordidos por las serpientes venenosas. Todos los que estaban dispuestos simplemente a ver hacia la serpiente de bronce, lo que representaba a nuestro Salvador, Jesucristo, eran sanados.

Nefi, un profeta que vivió en las Américas poco antes de la venida de Jesucristo, enseñó a su pueblo a mirar hacia el Salvador por vida, sanación y perdón. En El Libro de Mormón, Otro Testamento de Jesucristo, Nefi utilizó la historia de la serpiente de bronce para intentar convencer a su pueblo de tener fe en Cristo. Al hablar de Moisés, Nefi dijo:

Sí, ¿no testificó él que vendría el Hijo de Dios? Y así como él levantó la serpiente de bronce en el desierto, así será levantado aquel que ha de venir.

Y así como cuantos miraron a esa serpiente vivieron, de la misma manera cuantos miraren al Hijo de Dios con fe, teniendo un espíritu contrito, vivirán, sí, esa vida que es eterna (El Libro de Mormón, Helamán 8:14-15).

 

Mirar hacia Jesucristo

Lazurus-Dead-Jesus-mormonEl Presidente Thomas S. Monson, al igual que los profetas anteriores a él, nos está pidiendo que miremos hacia Jesucristo por dirección y aliento. Él trabaja diligentemente cada día de su vida para comunicarnos cuán importante es mirar hacia nuestro Salvador siempre, en buenos tiempos y en malos tiempos. Por medio de la expiación de Jesucristo, podemos encontrar la fortaleza para arrepentirnos de nuestros pecados, guardar los mandamientos del Señor y soportar las pruebas de la vida. Las palabras del profeta pueden comunicar las palabras y el amor de Cristo a nosotros, y es por medio del amor de Dios que podemos experimentar nuestros mayores gozos aquí en la tierra. El testimonio del profeta sobre Cristo también plantea en nuestros corazones la esperanza de la vida eterna por venir. Como dijo el presidente Thomas S. Monson en un discurso dado en el domingo de Pascua de 2010:

“Mis queridos hermanos y hermanas, en el momento de nuestro más hondo pesar, nos pueden brindar profunda paz las palabras del ángel en esa primera mañana de Pascua de Resurrección: ‘No está aquí, sino que ha resucitado’” (Mateo 28:6).

¡Cristo ha resucitado!

Proclamad con voz triunfal.

Se unió al tercer día

Con Su cuerpo inmortal.

Cristo libertad nos dio

Y la muerte conquistó. (“Himno de la Pascua de Resurrección” Himnos, n° 121).

En calidad de uno de Sus testigos especiales en la tierra hoy, este glorioso domingo de Pascua, declaro que esto es verdad, en Su sagrado nombre, sí, el nombre de Jesucristo, nuestro Salvador. Amén”. 

Recursos Adicionales:

La Expiación de Jesucristo

Profetas de Tiempos Modernos

La Organización de la Iglesia de Jesucristo