Tomas S. Monson el décimo hombre más admirado
Una nueva encuesta realizada por USA Today y Gallop muestra que Tomas S. Monson, profeta y presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, es el décimo hombre más admirado. La encuesta es tomada por llamadas telefónicas a la población de los Estados Unidos. Los miembros de la iglesia que dirige el Presidente Monson son frecuentemente llamados mormones. Aunque los presidentes de la iglesia son a menudo nombrados, ésta es la primera vez que un presidente mormón ha estado en la lista.
Tomas S. Monson es muy conocido por su compasión por los demás. Haciendo crecido durante la depresión, él recuerda a su madre alimentando a los que se llamó entonces vagabundos. Estos jóvenes varones, quienes viajaban en vagones por todo el país, marcaban las cercas de las personas conocidas por dar de comer a los desamparados. Cada hombre que tocaba a la puerta de su cocina recibía un tazón de sopa caliente y sólo se le pedía ponerse en contacto con su madre y dejarle saber que estaba bien.
En tiempo de Navidad, la familia llevaba regalos a los que estaban pasando necesidades. El Presidente Monson recuerda llevar alimento y juguetes a hogares, y una vez, cuando niño, cedió uno de sus queridos pajaritos para dar a un amigo una cena Navideña.
Esta formación en la infancia en la compasión llevó al Presidente Monson a convertirse tan compasivo como sus padres en la edad adulta. Cuando sólo tenía veintidós años, fue llamado a ser el obispo de su congregación. Un obispo es un pastor laico ––los mormones no usan clero asalariado–– quien hace todo el trabajo pagado de un ministro pagado, pero que tiene una familia y un empleo secular al mismo tiempo. Él era inusualmente joven para ser un obispo, y su congregación fue particularmente difícil debido a que era más grande de lo habitual, con 1,050 miembros, y teniendo 85 de esos miembros las cuales eran viudas.
Los mormones tienen programas para ayudar a cuidar a los miembros de su iglesia que están en necesidad. Éste se llama un programa de bienestar, y es administrado por el obispo, por lo general junto con la presidenta de la Sociedad de Socorro de mujeres. El obispo Monson, como se le conocía entonces, supervisaba una congregación cuyos límites corrían junto a las vías del ferrocarril. Las congregaciones mormonas tienen límites específicos y la gente asiste a una congregación según el lugar donde vive. Muchas personas vivían en sótanos, cuartos traseros, o en casas en ruinas y su trabajo era hacer un seguimiento a todos a fondo y asegurarse de que no tuvieran hambre, estuvieran enfermos o necesitados. J. Reuben Clark, un líder de alto nivel de la Iglesia que ayudó a capacitar al Obispo Monson, se centró en maneras de ayudar a las viudas. El Presidente Monson dijo de esta capacitación:
«Sabiendo que yo era un nuevo obispo presidiendo en un barrio difícil, él enfatizó la necesidad de que yo conociera a mi gente, para entender sus circunstancias, y, en espíritu de ternura, atendiera a sus necesidades. Un día él relató el ejemplo del Salvador, según lo escrito en Lucas, capítulo siete, versículo once al quince:
“Y aconteció después que él fue a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos…
“Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a un difunto, unigénito de su madre, que era viuda…
“Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: No llores…
“Y acercándose, tocó el féretro… Y dijo: Joven, a ti te digo, ¡levántate!
“Entonces se incorporó el que había muerto y comenzó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre” (Lucas 7: 11-15).
Cuando el Presidente Clark cerró la Biblia, yo noté que él lloraba. Con una voz silenciosa dijo: “Tom, sé amable con las viudas, y cuida del pobre.” (Vea Thomas S. Monson, “The Bishop, Center Stage in Welfare” Octubre 1990 Dirección de la Conferencia General)
Cada año él tomaba un pollo, obtenido de una granja local, como su regalo personal a cada una de las viudas por su cena de Navidad. Él prometió hablar en cada uno de sus funerales, y así lo hizo, aunque con el tiempo algunos murieron él fue un apóstol y constantemente viajaba por el mundo para la Iglesia.
Los Sermones del Presidente Monson con frecuencia hacen hincapié en la importancia de la responsabilidad individual hacia los más necesitados. Él aconseja a los miembros de la Iglesia a buscar maneras de servir sin esperar una asignación. Este enfoque en el servicio es una de las razones por las que es tan admirado, dentro y fuera de la iglesia.
El Presidente Monson fue inusualmente joven para ser un obispo y también fue inusualmente joven para ser un apóstol. Los apóstoles son llamados a su cargo de por vida, tal y como eran llamados en la época de Jesucristo. Thomas S. Monson tenía sólo treinta y seis años cuando se convirtió en apóstol. La Iglesia tiene doce apóstoles, siguiendo el patrón establecido por Jesús, y una Primera Presidencia, compuesta por el profeta, que es también el Presidente de la Iglesia, y dos consejeros. El miembro principal de este grupo se convierte en el nuevo profeta a la muerte del profeta actual. Él elige a sus propios consejeros.
El Presidente Monson sirvió primero en la Primera Presidencia en 1985, lo que le dio muchos años de experiencia, bajo tres presidentes antes de convertirse en el profeta, en febrero de 2008. Él es el decimosexto presidente de la iglesia.
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Los líderes mormones son, como se mencionó anteriormente, líderes laicos, así que tienen experiencia en el sector privado en la mayoría de los casos. El Presidente Monson se graduó de la Universidad de Utah en Administración de Empresas. Él enseñó allí también, y más tarde recibió una Maestría en Gestión de Empresas de la Universidad Brigham Young. Sirvió en la Marina de Guerra cerca del final de la Segunda Guerra Mundial. Fue Gerente General para Deseret Printing, hasta que se convirtió en un Apóstol.
El Presidente Monson se casó con Frances Johnson y tiene tres hijos, ocho nietos y siete bisnietos.
El Presidente Monson ha servido en muchas capacidades en el mundo seglar y en 1981, fue nombrado al Grupo de Trabajo del Presidente para Iniciativas del Sector Privado, sirviendo bajo la dirección del presidente Ronald Reagan. Permaneció en el grupo de trabajo hasta que su trabajo estuvo completo. También ha sido miembro del Consejo Ejecutivo Nacional de los Boy Scouts de América.
En abril de 2008, poco después de convertirse en el profeta, Thomas S. Monson ofreció la siguiente promesa a los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días:
Con todo mi corazón y el fervor de mi alma, elevo hoy mi voz en testimonio como testigo especial, y declaro que Dios vive. Jesús es Su hijo, el Unigénito del Padre en la carne. Él es nuestro Redentor; Él es nuestro Mediador ante el Padre. Él nos ama con un amor que no podemos comprender totalmente, y debido a que nos ama, dio Su vida por nosotros. Mi gratitud hacia Él es indescriptible…
Dedico mi vida, mi fortaleza y todo lo que tengo que ofrecer, para servirle a Él y dirigir los asuntos de Su Iglesia de acuerdo con Su voluntad y mediante Su inspiración, y lo hago en Su santo nombre, sí, el Señor Jesucristo. Amén”. (Thomas S. Monson, “El mirar hacia atrás y seguir adelante”, Conferencia General de abril de 2008).
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