Thomas S. Monson acerca de ser una luz para el mundo
El 2 de noviembre de 2011, Thomas S. Monson habló a los estudiantes en la Universidad Brigham Young. Thomas Monson es el presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, y también es su profeta. Los miembros de esta iglesia son a veces llamados mormones, un apodo aceptable para las personas, pero no para la religión.
El Presidente Monson aconsejó a sus oyentes, que llenaron el Centro Marriot en el campus, que se llegaran a ser ejemplos de los creyentes, como aconseja el apóstol Pablo en la Biblia:
“Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, en conducta, en amor, en espíritu, en fe y en pureza” (1 Timoteo 4:12).
Pablo también nos invita a ser una luz para el mundo. El Presidente Monson definió la luz como algo que ilumina. Cuando somos ejemplos de rectitud, iluminamos un mundo oscuro.
Cada persona recibe la luz de Cristo, que nos ayuda a discernir la verdad cuando la escuchamos. Moroni, un profeta cuyos escritos se encuentran en el Libro de Mormón, enseñó una verdad similar:
“Pues he aquí, a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que sepa discernir el bien del mal; por tanto, os muestro la manera de juzgar; porque toda cosa que invita a hacer lo bueno, y persuade a creer en Cristo, es enviada por el poder y el don de Cristo, por lo que sabréis, con un conocimiento perfecto, que es de Dios.
Por tanto, os suplico, hermanos, que busquéis diligentemente en la luz de Cristo, para que podáis discernir el bien del mal; y si os aferráis a todo lo bueno, y no lo condenáis, ciertamente seréis hijos de Cristo.” (Moroni 7:16, 19).
El presidente Monson dijo que muchas personas han permitido que las influencias de fuera oscurezcan sus luces hasta que casi se extingan, y debemos tener cuidado de no dejar que eso suceda. Tenemos la responsabilidad de mantener nuestra luz fuerte para que pueda brillar para los demás. Tenemos que fortalecer nuestro testimonio y reconocer nuestra dependencia de Dios. Muchos piensan que no necesitan nada más grande que ellos mismos.
El presidente Monson compartió la historia de Clayton Christensen, un conocido profesor de Harvard. Él recibió una beca para estudiar en Oxford después de salir de la Universidad Brigham Young. Se dio cuenta de que sería difícil vivir el Evangelio en Oxford, dadas las exigencias para reuniones y actividades que la beca exigía. Había leído el Libro de Mormón siete veces, pero sentía que no había recibido todavía una respuesta en cuanto a si era o no cierto. Él sintió la necesidad de saber que la Iglesia era la verdadera para seguir siendo fuerte en la iglesia durante este tiempo. Anteriormente, sólo había leído el Libro de Mormón cuando le asignaban hacerlo, y su meta había sido sólo el cumplir la asignación. Él decidió que necesitaba su propio testimonio, no uno basado en la fe de sus padres. Decidió leer el Libro de Mormón todas las noches desde las once hasta la medianoche. No sabía si podía darse el lujo de pasar una hora en esto, pero se comprometió a hacerlo –por sí mismo esta vez. Comenzó por prometerle a Dios que si Dios le decía que era verdadero, él iba a dedicar su vida al Evangelio, y si no era verdadero, él dedicaría su vida a la búsqueda de lo que era verdadero. Noche tras noche, leía y oraba. Cuando terminó 2 Nefi, él recibió un testimonio del Libro de Mormón. Él continuó leyendo cada noche, y cada vez el Espíritu le confirmaba la veracidad del libro.
Para ser una luz para los demás, primero tenemos que fortalecer nuestro propio testimonio, o ganarlo, como Clayton Christiansen lo hizo y luego podemos compartir eso con los demás. Los que son buenos ejemplos son testigos de las enseñanzas de Cristo a través de sus propias acciones y pueden tener un fuerte impacto en la vida y la fe de los demás. Thomas S. Monson amonestó a los estudiantes a ser siempre conocidos como seguidores de Cristo, sin tener miedo de compartir sus creencias y siempre mostrando a otros como vive un seguidor de Cristo.
Citando la película El Rey León, él dijo, «Mira dentro de ti. Tú eres más de lo que te has convertido. Recuerda quién eres».
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