Reflexiones en torno a Thomas Monson y la Conferencia General mormona
Robert Liefson enseña para La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días en el programa de Seminario e Instituto para los adultos jóvenes, sirve como jefe de bomberos voluntarios en Woodruff, y es el padre de seis niños de 5 a 19 años de edad.
Tuve la bendición de ser criado en un hogar donde regularmente escuchaba las historias de los profetas bíblicos, tales como Moisés, Noé, Isaías, Elías y Abraham. Me enseñaron los escritos del profeta Amós en el Antiguo Testamento donde se registra: «Porque el Señor Dios no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas». Muchas personas han planteado la pregunta, «¿Por qué Dios no ha llamado a profetas en nuestros días como lo hizo en la antigüedad?» Debido a su creencia de que hay profetas hoy en día, los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se reúnen cada seis meses en una conferencia general para escuchar su consejo. Gracias a los avances de la tecnología moderna, la conferencia se transmite por un sinnúmero de estaciones de radio y televisión y se traduce a noventa y dos idiomas diferentes. Ha sido mi práctica personal el ver la conferencia en mi casa en la televisión. Esta experiencia de la conferencia sería única para mí, ya que tuve el privilegio de asistir en persona con los miembros de mi familia en el centro de conferencias en Lago Salado, Utah.
A medida que se acercaba el inicio de la sesión, yo esperaba la entrada del presidente Thomas S. Monson, el actual presidente de la Iglesia, para tomar su lugar entre los líderes. Sus dos consejeros entraron y se sentaron. Fue imposible no ver la silla vacía entre ellos. Había un vacío similar en mi corazón mientras me sentía inquieto pensando que no iba a estar presente. Decir que estaba decepcionado sería una gran subestimación. La reunión comenzó sin ninguna palabra de explicación respecto a la ausencia del Presidente Monson. El Coro del Tabernáculo entonó un himno bien conocido por los miembros de la Iglesia «Pedimos hoy por ti, Profeta fiel». Su letra incluye: “…que halles felicidad en tu vejez”. La segunda estrofa contiene la frase: «Con gran seguridad nos guiarás; por sendas de verdad nos llevarás, por sendas de verdad nos llevarás». Las palabras del himno trajeron un poco de consuelo a mi corazón y expresaban perfectamente mis sentimientos. Me di cuenta de que mi esposa había escrito en la parte superior de su bloc de notas, «¿Dónde está el presidente Monson?»
Ha habido momentos en el pasado, donde debido a la edad o la salud los presidentes de la Iglesia no han podido asistir a las conferencias de la Iglesia. No me esperaba que esta conferencia sea una de esas ocasiones. Traté de enfocar mi atención en los mensajes de los otros oradores y comencé a escribir mis impresiones y reflexiones acerca de sus mensajes. Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días reverencian a quince hombres como Profetas, Videntes y Reveladores. Este grupo incluye el Quórum de los Doce Apóstoles, que sigue el modelo de los Apóstoles llamados por Jesús durante su ministerio en la tierra. Los profetas Moisés, Enoc y Daniel fueron mencionados en el curso de los discursos, así como los nombres de los profetas de nuestro tiempo.
Como las personas en el centro de conferencias se pusieron de pie para cantar una parte del himno a mitad de la reunión, vi que el Presidente Monson caminaba al escenario y se ponía de pie entre sus consejeros. Yo no soy conocido por ser una persona emotiva, pero mis emociones me embargaron hasta que tuve que dejar de cantar. He poseído una fuerte convicción a lo largo de mi vida de que hay profetas en nuestros días, pero la fuerza de los sentimientos en mi corazón una vez más confirmándome esta creencia, me sorprendió. Su presencia provocó un cambio tangible en el sentimiento y la atmósfera del centro de conferencias.
Se anunció que el presidente Monson sería el siguiente orador. Mientras se paraba frente al púlpito, su alegre saludo de «Hola» trajo risas y sonrisas a los asistentes. Supongo que aquellos que veían la conferencia en la televisión pueden haberse sentido confundidos con su saludo, pero para aquellos de nosotros que participábamos en persona fue un sonido de bienvenida. Su rostro alegre y de actitud optimista siempre levanta mi espíritu y me motiva a seguir su ejemplo.
El mensaje del presidente Monson fue el anuncio de varios templos adicionales que se construirán en todo el mundo, incluyendo Francia, la República Democrática del Congo, Sudáfrica, Colombia, Wyoming y Utah. El presidente Monson también explicó: «Los templos son lugares donde las relaciones son selladas juntas para durar a través de las eternidades». Su mensaje fue corto, pero considero que la impresión que dejó en mí esa mañana durará mucho tiempo.
Fui testigo yo mismo, una vez más que hay profetas en la tierra que cumplen la misma función que los antiguos profetas. Yo animaría a cualquiera que esté tratando de escuchar el consejo y la guía de Dios, a que estudien las palabras de los mensajes de la Conferencia General. Son oportunas y pertinentes a los desafíos que enfrentamos en nuestro mundo moderno. Al profeta Noé no se le dio instrucciones sobre cómo Moisés debía sacar a los hijos de Israel de la esclavitud ni el profeta Elías le dijo a Isaías cómo debía aconsejar a la gente de su época. Los mensajes de estos profetas se referían específicamente a la gente de su tiempo y nosotros tenemos la misma bendición en nuestros días. Las palabras del Profeta me dan una orientación, consuelo, y me ayudan a ver el objetivo general de mi vida. Ellos son un ancla para mí en un mundo de cambio de valores y creencias.
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