En Mateo 24:3-8, Jesús advirtió a sus discípulos que en los últimos días, habría muchos falsos profetas. Algunos afirmarían ser Jesucristo y que muchos les creerían. Otros, de acuerdo con Pablo (2 Timoteo 4:3-4) ignorarían la doctrina importante y en su lugar reunirían falsos maestros que les dirían lo que querrían oír. Estos son falsos profetas.
Un falso profeta no tiene que ser una persona religiosa o que se llame a sí mismo un profeta. Muchos escritores seculares, oradores y personalidades de la televisión dedican gran parte de su tiempo a la negación de Jesucristo y a alejar a las personas de Él. Un falso profeta secular a menudo puede ser más peligroso que un religioso por este motivo, ya que ellos cierran la mente a las cosas del espíritu. Desde el principio de los tiempos, los hombres han tenido que esforzarse para saber quién era el verdadero profeta y decidir si seguirlo o no. Incluso los grandes profetas como Moisés y Noé tuvieron que hacer frente a los que los veían como falsos profetas.
Debido a que tantas religiones no están dispuestas a creer que Dios todavía sigue hablando a la humanidad, las personas religiosas se encuentran a sí mismas esforzándose para saber qué es lo que Dios quiere que ellos hagan o crean. Tienen la Biblia, pero hay muchas traducciones, y cada una de ellas altera un poco el significado. A veces la Biblia simplemente confunde incluso a los grandes eruditos, quienes debaten el significado de sus versículos. Si bien es un recurso valioso, y utilizada por los mormones (un apodo para los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días), no siempre es una fuente fácil para saber lo que Dios quiere que sepamos. Los lectores de dos religiones diferentes traducirán los versículos de dos maneras diferentes.
Dios no es Dios de confusión. La confusión es una herramienta de Satanás, no de Dios. Siendo omnisciente, Dios, naturalmente, elegiría un mejor camino para que la gente sepa lo que es verdadero y lo que no lo es. ¿Esperaría Él que escucháramos un millón de voces en conflicto y luego tengamos que adivinar qué enseñanzas creer? Por supuesto que no.
La Biblia describe claramente cómo Dios se comunica con sus hijos. «Ciertamente el Señor Dios no hará nada, sin que revele su secreto a sus siervos, los profetas». Dios prometió que Él nos ayudaría a saber qué es verdad, porque Él les diría a los profetas, quienes luego nos dirían a nosotros.
Hay algunos que dicen que una vez que Jesús murió, Dios suspendió los profetas y juró no volver a hablar con Sus hijos de nuevo. Si bien es cierto que ha habido épocas periódicas de apostasía entre los hijos de Dios, cuando los profetas fueron retirados porque la gente había optado por no escucharlos, Dios siempre ha restaurado a los profetas después de un tiempo. También es claro que Él no retiró los profetas inmediatamente después de la muerte de Jesús. En Hechos 15:32, leemos:
Y Judas y Silas, siendo profetas también ellos mismos, exhortaron a los hermanos con abundancia de palabras, y se los confirmaron a ellos.
Esto fue después de la muerte de Jesucristo, para que podamos ver que la profecía continuó después de la muerte y resurrección del Salvador. No fueron profetas falsos, ellos fueron apóstoles, que también sirven como profetas, videntes y reveladores en la Iglesia de Dios. La Biblia dice que la iglesia del Salvador está construida sobre un fundamento de apóstoles y profetas, con Jesucristo como nuestra piedra angular.
Y, sin embargo, a pesar de la advertencia de la Biblia de que la verdadera iglesia de Dios debe tener un fundamento de profetas y apóstoles y su promesa de que Dios no hará nada sin decírselo primero a sus profetas, muy pocas iglesias llegan a afirmar tener un profeta o apóstol. Cuando no están seguros de lo que la Biblia quiere decir, se les deja adivinarlo. Este es el porqué hay tantas iglesias en el mundo de hoy, por qué la doctrina es muy a menudo elegida por los concilios como el de Nicea, y por qué algunas iglesias ponen la verdad a un voto. Ellos no tienen a nadie que se comunique con Dios directamente para aprender lo que es verdad.
Y al ver esto deja en claro por qué un Dios amoroso no deja a Sus hijos que luchen sin una guía a medida que se preparan para los últimos días. El mundo es muy diferente del mundo del Nuevo Testamento. Necesitamos la guía de un profeta que nos enseñe a navegar por este mundo tan complejo.
En la década de 1800, un adolescente llamado José Smith (Joseph Smith) enfrentó muchos de los problemas que hemos discutido aquí. Él visitó iglesia tras iglesia y escuchó enseñanzas contradictorias. Cada iglesia estaba segura de que estaba en lo cierto, pero no todas podían tener razón. Leyó en la Biblia que si uno le pide a Dios sabiduría, Dios se la dará. (Ver Santiago 1:5). Sabiduría era lo que necesitaba, así que fue al bosque a orar. Pidió saber qué iglesia era la iglesia de Dios. Dios y Jesucristo se le aparecieron, Dios presentó a Jesús y Jesús contestó a su pregunta. Le dijo que ninguna de ellos tenía la verdad completa y que esperara.
Cuando era un joven adulto, él recibió la visita de un ángel llamado Moroni, quien le instruyó en la preparación para la restauración del evangelio completo. Cuando estuvo listo, a José Smith (Joseph Smith) se le mostró los registros que Moroni había escondido en tiempos antiguos, cuando él vivía en la tierra. Estos registros son ahora conocidos como el Libro de Mormón. Mormón fue un profeta, el padre de Moroni, y no es adorado por los mormones. Él es tratado de la misma manera en que los mormones y otros cristianos tratan a los profetas de la Biblia.
El Libro de Mormón sirve como prueba de que Jesús realmente fue divino y el Hijo de Dios, no sólo un profeta o un maestro común. Jesús fue conocido por estas personas antes de que Él naciera, y se les apareció en el continente americano después de su muerte y resurrección. Esta visita deja en claro que Jesús es el Salvador de todos, no sólo de la gente que vivía en su pequeña región geográfica.
José Smith se convirtió en el primer profeta del Evangelio restaurado. Él cumplió la promesa de Dios de que Dios siempre obrará a través de profetas al tratar con nosotros. Desde entonces, siempre ha habido un profeta en la tierra y lo habrá hasta que Jesucristo regrese y ya no haya necesidad de uno.
¿Cómo puede saber si el moderno profeta mormón es un profeta verdadero o un falso profeta? Usted puede saberlo del mismo modo que José Smith aprendió a no unirse a ninguna de las Iglesias existentes. Si usted tiene fe en la Biblia, usted sabrá que así como Santiago lo prometió en el Nuevo Testamento, usted puede pedirle a Dios que le diga cuál es la verdad. Mientras que algunos dicen que no debemos confiar en la promesa de Santiago, porque no se puede decir quién le está respondiendo, los mormones no están de acuerdo. Ellos confían en la Biblia y ellos confían en Dios. Si Él hace una promesa, Él halla una manera de cumplirla. Esto significa que Él le ayudará a conocer la fuente de las respuestas que Él envía. Satanás no puede producir sentimientos de paz y alegría.
A los mormones, aun a los niños se les enseña que nunca debemos tomar la palabra de nadie por saber si el profeta mormón es el verdadero profeta. Se les enseña que deben orar y pedirle a Dios que les confirme esa información, ellos saben que Dios va a responder, por lo que no tienen nada que temer de enseñar a sus miembros que lo hagan. La Biblia advierte, en la misma sección que pide que oremos, que tiene que orar con fe completa, no dudando nada. Esto significa que debe estar preparado para aceptar la respuesta, aun si esperaba que no recibiría la respuesta que usted recibió.
¿Por qué importa si sabemos o no si Dios ha enviado a un profeta? Muchas de las cosas que la gente religiosa debate son esenciales para nuestra salvación. ¿De verdad quieres adivinar lo que es verdadero cuando la eternidad está en juego? ¿Quieres tener la palabra de un ser humano en cuanto a la forma de interpretar la Biblia? ¿O más bien confiar en Dios, la única fuente de verdad? Al preguntar a Dios lo que es verdad y lo que debe hacer, no tiene nada que perder y mucho que ganar.
En las páginas de este sitio web, usted podrá encontrar muchas de las enseñanzas del actual profeta mormón, Thomas S. Monson. Los mormones primero estudian un problema y llegan a una conclusión. A continuación, llevan a Dios lo que ellos creen que es verdad y hacen una pregunta de respuesta sí o no. Si usted pregunta si Thomas Monson es el profeta mormón, un «sí» se sentirá tranquilo, alegre, y correcto. Sentirá lo que algunos describen como el corazón henchido. Un «no» conducirá a sentimientos de negatividad, confusión, todas las cosas que te dicen que Dios no está aceptando su decisión.
Recuerde, sin embargo, que usted debe entrar en esto con un total deseo de conocer la verdad, no sólo una confirmación de lo que usted desea que ser verdad, y debe actuar en su respuesta. El preguntar a Dios lo que es verdad y luego rechazar o ignorar Su respuesta es un comportamiento indigno de un cristiano.
Millones de mormones han puesto la verdad a prueba. Pruébelo usted mismo. Confíe en Dios, Él lo está escuchando, Él escucha y contesta las oraciones.
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