La labor de un profeta no es reemplazar a Jesucristo, sino llevar a la gente hacia Él.
José Smith fue el primer profeta de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros a veces son llamados mormones. Él fue un profeta al igual que Noé y Moisés fueron profetas en su tiempo y los mormones lo ven a él y a los otros profetas del mismo modo. Ellos no lo adoran o lo colocan por encima de Jesús. Él es un mensajero enviado para dar testimonio de Jesucristo y ofrecer mensajes de Dios que se aplican a nuestros tiempos.
Noé entregó el mensaje de Dios sobre el arrepentimiento y le advirtió a la gente de una inundación que mataría a los que no se arrepintieran. Fue un mensaje sólo para la época, ya que Dios ya no inundará la tierra cuando la gente no se arrepienta. Si no hubiera habido un profeta en ese momento, nadie habría recibido el mensaje. En otros tiempos, otros profetas han emitido diferentes mensajes, como el mensaje de Juan el Bautista sobre el nacimiento de Jesús y el pronto inicio de su ministerio.
Los mormones ponen su fe en Jesucristo, pero también confían en sus profetas. Dios nos ha enseñado varias veces que debemos hacerlo.
22 Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará de entre vuestros hermanos un profeta como yo; a él oiréis en todas las cosas que os hablare.
23 Y acontecerá que toda alma que no oiga a aquel profeta será desarraigada del pueblo.
24 Y todos los profetas desde Samuel en adelante, todos los que han hablado, también han anunciado estos días (Hechos 3, versión de Reina Valera de la Biblia).
José Smith fue el primer profeta después de un período inusualmente largo de apostasía. Así como Dios envió profetas para ayudar a Sus hijos a prepararse para la primera venida de Cristo, Él ama a sus hijos de hoy en día lo suficiente como para enviar profetas que los preparen para la segunda venida. Aunque tenemos las palabras de los antiguos profetas, los tiempos cambian y hoy tenemos preguntas y desafíos que ni siquiera existían en los días de los primeros profetas. Dios necesita una manera de hacernos llegar revelaciones directas sobre estos nuevos desafíos y recordarnos los mandamientos ya enseñados.
Todos los cristianos creen en profetas. Nosotros sabemos de Dios y Jesús solamente a través de las enseñanzas de los profetas. Los cristianos no reemplazan a Dios con los profetas, sino más bien utilizan lo que ellos enseñan. Después de todo, ellos no estaban allí cuando Jesús estuvo en la tierra y Jesús no escribió nada Él mismo, por lo menos nada que haya llegado a nosotros. Todo lo que sabemos acerca de Dios y Jesús llega a nosotros a través de las palabras de los profetas. Tratamos a esas palabras con respeto y las escudriñamos en nuestra búsqueda para saber más acerca del Salvador.
¿Le parece tan extraño que Dios nos esté hablando hoy de nuevo? Los mormones no creen que Dios no pueda de seguir hablando a Sus hijos, tampoco creen que Él sea tan poco interesado o se mantenga al margen como para dejarnos tambaleantes mientras nos preparamos para la importante Segunda Venida. Hay miles y miles de iglesias que enseñan informaciones contradictorias con respecto a lo que Dios quiere que hagamos, todas afirmado tener la información del mismo libro, pero interpretándolo de diferentes maneras. Enviarnos un profeta fue un gran acto de amor, y la prueba de la participación constante de Dios en nuestras vidas.
José Smith fue el primer profeta de los tiempos modernos. Cuando murió, Brigham Young se convirtió en el profeta. Ha habido una progresión constante de los profetas que nos guían, al igual que los profetas que guiaron al pueblo judío a través del proceso de preparación para la venida de Cristo.
La labor de un profeta no es reemplazar a Jesucristo, sino a llevar a la gente hacia Él.
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