Mormon ServiceThomas S. Monson, Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, con frecuencia alienta a los mormones a cumplir con su deber. “Quiero y aprecio la noble palabra deber (Thomas S. Monson, “El llamado del deber”, Liahona, julio de 1986, pág. 37). Como un hombre que dedicó su vida a cumplir su deber a Dios y a la gente alrededor de él, tiene mucho que decir sobre el tema. Es conocido por su servicio al prójimo, sobre todo a las viudas ancianas por las que era responsable cuando era un joven obispo. A continuación se presenta algunas de sus mejores historias y pensamientos sobre el tema del deber.

Permítanme compartir con ustedes una lección aprendida en la niñez. Nuestra familia ha sido propietaria de una cabaña de veraneo en Vivian Park en el Cañón de Provo por cinco generaciones. Los meses de julio y agosto para mí significaban escalar montañas, pescar y nadar diariamente en el lago, escalar una gran roca desde la cual nos lanzábamos, y maniobrábamos diariamente a través de la rápida corriente que rugía en él y formaba remolinos. La mayoría de nadadores se arriesgaban hasta las aguas heladas y nadaban con la corriente, pasando rápidamente la gran roca, y finalmente eran llevados a las aguas más bajas y a la orilla de bienvenida de arena de río. Eso es, todo menos en un verano. Su nombre era “Beef” Peterson. Su traje de baño llevaba el emblema de “Salvavidas”, y su cuerpo reflejaba gran fortaleza. Beef, como los demás, nadaba rápidamente corriente abajo a través de los remolinos, luego repentinamente volteaba y nadaba corriente arriba. Por algunos metros, sus poderosas brazadas lo llevaban hacia adelante, pero luego la rapidez de la corriente lo mantenía en el mismo lugar a medida que él oponía su fuerza en contra de la del río. Gradualmente Beef se cansaba, retrocedía y luego nadaba con mucho esfuerzo a la orilla, exhausto. El nadar contra la corriente se volvió la marca característica de Beef Peterson.

Mis hermanos y hermanas, estoy seguro que nuestro deber y responsabilidad es nadar frecuentemente corriente arriba y contra la marea de tentación y pecado. A medida que lo hacemos, nuestra fuerza espiritual se incrementará y seremos iguales a las responsabilidades que Dios nos ha dado.

Thomas S. Monson, “Happiness—The Universal Quest,” Ensign, Oct 1993, 2

Finalmente, recojamos la piedra del amor al deber.  Para cumplir con nuestro deber no basta simplemente con hacer lo que tenemos que hacer, sino en realizarlo cuando corresponde, nos guste o no.

Una vez armados con esas cinco piedras para lanzarlas con la poderosa honda de la fe, sólo nos queda tomar el cayado de la virtud que nos sostenga, y estaremos listos para enfrentarnos con el gigante Goliat, dondequiera, cuando quiera y como quiera que lo encontremos.

Thomas S. Monson, “Afrontad a vuestro Goliat”, Liahona, mayo de 1987, pág. 2

En el día de ayuno, los miembros del barrio recibían la visita de los diáconos y los maestros a fin de que cada familia pudiera hacer una aportación. Los diáconos estaban un tanto descontentos por tener que levantarse más temprano que de costumbre para cumplir esa asignación.

El obispado recibió la inspiración de llevar un autobús lleno de diáconos y maestros a la Manzana de Bienestar aquí en Salt Lake City. Ahí vieron a niños necesitados que recibían zapatos nuevos así como otros artículos de ropa. Vieron canastos vacíos que se llenaban con comestibles; no se hacían transacciones de dinero. Se expresó un breve comentario: «Jóvenes, esto es lo que proporciona el dinero que ustedes colectan durante el día de ayuno: alimentos, ropa y refugio». Los jóvenes del Sacerdocio Aarónico sonrieron un poco más, efectuaron sus deberes con más diligencia y sirvieron con una mente dispuesta en el cumplimiento de sus asignaciones.

Quisiera hacer una pregunta: ¿Se da a todo maestro ordenado la asignación de hacer orientación familiar? Qué gran oportunidad de prepararse para una misión. Qué privilegio de aprender la disciplina del deber. Un joven automáticamente dejará de preocuparse de sí mismo cuando se le asigne velar por los demás.

¿Y los presbíteros? Estos jóvenes tienen la oportunidad de bendecir la Santa Cena, de continuar sus deberes en la orientación familiar y de participar en la ordenanza sagrada del bautismo.

Thomas S. Monson, “El sacerdocio: poderoso ejército del Señor”, Conferencia General de abril de 1999.