Juventud de la Iglesia, el mundo necesita de su ayuda.Hay pies que afirmar, manos que asir, mentes que animar, corazones que inspirar y almas que salvar.La cosecha es grandiosa.Que no haya error acerca de eso; la oportunidad misional de toda una vida es suya.Las bendiciones de eternidad les esperan.Suyo será el privilegio, no de ser espectadores, sino de ser participantes en el escenario del servicio al prójimo”.
(“That All May Hear,” – “Que todos puedan oír”, New Era, May 1996, 4)
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