¿Las Iglesias hoy en día deberían tener doce apóstoles?
Cuando Jesucristo organizó Su iglesia, Él escogió doce hombres para que lo ayudaran en Su obra. Él los llamó apóstoles, que quiere decir, “el que es enviado” (Vea Lucas 6:13). En Juan 16, Él les enseñó el rol en Su ministerio:
“Vosotros no me habéis elegido, sino que yo os elegí a vosotros, para que vayáis y llevéis fruto, y que vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
De esto nosotros aprendemos que un hombre no puede llamarse a sí mismo para ser apóstol – el llamado viene de Dios. Su asignación era la de ser un testigo especial de la divinidad de Jesucristo y ser misionero en el mundo. Posteriormente en el capítulo, Él les advierte que el mundo los odiará, no por lo que eran como personas sino a causa de Jesús y Sus enseñanzas.
Podemos ver que el Salvador consideró que era importante tener doce apóstoles, porque cuando Judas traicionó a Jesucristo y fue relevado como apóstol, él fue remplazado por Matías.
La estructura de la iglesia antigua en ese entonces, era el tener a Jesús como cabeza de la Iglesia, con doce apóstoles sirviendo bajo Su ministerio. Desde el Antiguo Testamento, y los primeros días del Nuevo Testamento, vemos que Dios puso a un profeta como la cabeza terrenal de la Iglesia. Jesucristo, por supuesto, fue siempre la cabeza de la iglesia, con un profeta sirviendo como Su representante.
El apóstol Pablo describió cómo debía funcionar la Iglesia del Salvador. En Efesios 2:20, él dijo: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” En Efesios 4:11 él amplía su explicación de cómo se debe edificar la iglesia:
11 Y él mismo constituyó a unos apóstoles; y a otros, profetas; y a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros;
12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,
13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;
Ya que esta iba a ser la estructura de la iglesia de Dios hasta que fuéramos unificados todos en la fe, es claro que hay todavía una necesidad de esa estructura. Aún no estamos unificados como un mundo en la fe cristiana.
Sin embargo, la mayoría de iglesias han abandonado la original, él método de Cristo para liderar la iglesia de Dios. Ellos han abandonado el concepto de los profetas y apóstoles por nuevas estructuras. Muchas iglesias rechazaron la idea que Dios continuará proporcionando profetas hoy en día para ayudarnos a sortear en estos tiempos religiosos tan complejos, y algunos creen que los profetas ya no fueron necesarios cuando Jesús vino. Eso, por supuesto no se encuentra en la Biblia. De hecho, la Biblia informa que por lo menos dos de los apóstoles fueron considerados profetas después que Jesús murió:
Judas y Silas, también fueron profetas, exhortaron y fortalecieron a los hermanos con abundancia de palabras (Hechos 15:32). Este capítulo ayuda a ilustrar la razón por la cual los apóstoles y profetas siguen siendo necesarios después de la muerte de Jesús. En este capítulo, aprendemos que los Santos de Antioquía estaban discutiendo sobre la necesidad de la circuncisión. Los apóstoles tomaron una decisión. En tiempos en los cuales no hubo apóstoles y profetas, las personas simplemente tuvieron que adivinar y ese tipo de disensiones llevó a la formación de muchas iglesias diferentes.
Debido a que Dios entendió la sabiduría de tener una iglesia estructurada con profetas y apóstoles, cuando Él restauró la iglesia en tiempos modernos, Él instruyó a José Smith para usar la misma estructura. Ya que Jesús no está en la tierra, un profeta toma su lugar como cabeza terrenal de la iglesia, bajo la dirección de Jesucristo.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, suyos miembros son apodados mormones, estructuró su iglesia bajo el modelo antiguo de la iglesia descrito en Efesios 4:11. Ellos demuestran la veracidad de la promesa de Dios de no hacer nada excepto por medio de Sus profetas (vea Amós 3:7).
Hoy en día, los apóstoles son el segundo cuerpo más alto que preside la iglesia restaurada de Dios. El más alto cuerpo que preside es la Primera Presidencia, constituida por el profeta y dos consejeros. Juntos, estos quince componen un grupo de servidores de Dios a tiempo completo, quienes viajan por el mundo testificando de la divinidad de Jesucristo. Ellos siempre dirigen el trabajo de la Iglesia.
Los apóstoles tienen las llaves del reino de Dios. Este término significa que ellos poseen la autoridad para presidir sobre la iglesia. Se lee sobre estas llaves de autoridad en la Biblia, en Mateo 16:19, cuando Jesús le dice a Pedro:
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.
Vimos que la Biblia describió a dos de los apóstoles de Jesús como profetas. Todos los apóstoles fueron llamados como profetas, videntes y reveladores, aunque solo el profeta, quien solamente actúa como presidente de la Iglesia, tiene todas las llaves y puede recibir revelación para toda la iglesia. Él entonces debe llevar esa revelación a los apóstoles y permitirles recibir revelación personal sobre el asunto por sí mismos. Finalmente, la profecía es dada a toda la Iglesia para recibir un voto de sostenimiento, lo que significa que los miembros prometen a Dios que ellos vivirán de acuerdo a la revelación y la apoyarán. Una revelación nunca se recibe y se mantiene en secreto. Se da con el propósito de ayudar a los hijos de Dios a que entiendan lo que Dios quiere quiere que hagan o sepan, como lo fue en los tiempos bíblicos.
El tener una iglesia estructurada sobre profetas y apóstoles nos protege. Durante la prolongada apostasía que comenzó cuando Jesús y sus apóstoles murieron y terminó cuando José Smith fue escogido como el primer profeta de la restauración, la fe cristiana sobrevivió, pero carecía de una base. Así como los apóstoles encontraron miembros de la iglesia que discutían sobre la circuncisión, a lo largo de la historia, las iglesias han discutido una amplia gama de doctrinas críticas. Estos debates no pudieron resolverse haciendo que los profetas y apóstoles preguntasen la verdad a Dios, porque no había ninguno. Los líderes de la Iglesia podían buscarla en la Biblia, pero a menudo se interpretó de diferentes maneras. Cuando ellos no pudieron estar de acuerdo, tuvieron que someter la doctrina a voto humano o dividir la iglesia. Con el paso de los años, muchas iglesias se han formado debido a desacuerdos sobre importantes doctrinas salvadoras.
Una fundación de profetas y apóstoles evita esto. Al igual que en los tiempos antiguos, los mormones pueden recurrir a los apóstoles y profetas para que los guíen cuando no entienda una referencia de las escrituras o no sepan cómo aplicar las enseñanzas bíblicas a temas decididamente modernos. Los que han orado a Dios para saber quién es el profeta de hoy, hay seguridad de saber que Dios está a la cabeza de la Iglesia, todavía es el que guía, dirige y enseña a Sus hijos a través de sus apóstoles y profetas, así como lo prometió en la Biblia.
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