“¡Qué frágil es la vida y qué certera la muerte! No sabemos cuándo se nos requerirá partir de esta existencia terrenal. Por eso, pregunto: “¿Qué estamos hacienda con el hoy?”. Si vivimos sólo para el mañana, al final tendremos muchos ayeres vacíos. ¿Se nos podría culpar de decir: “He estado pensando en corregir el curso de mi vida y pienso dar el primer paso… mañana”? Con esa manera de pensar, el mañana nunca llega. Esos mañanas raramente llegan a menos que hoy hagamos algo con respecto a ellos”.
(“Que así vivamos”, Liahona, agosto de 2008, pág. 3)
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