Uno de los temas favoritos del presidente Monson es la obediencia. Él sabe que si nosotros obedecemos, seremos más felices en el régimen eterno de las cosas. Sus años de ser criado por unos padres generosos y sus décadas de experiencia en liderazgo tanto en los negocios como en la Iglesia le han enseñado el valor de la obediencia. A continuación se presenta algunas de sus reflexiones sobre un tema que habla con frecuencia.
El profeta Noé era un “varón justo… perfecto en sus generaciones”, que “con Dios caminó”11. Habiendo sido ordenado al sacerdocio a temprana edad, “se convirtió en predicador de la rectitud y declaró el Evangelio de Jesucristo… enseñando fe, arrepentimiento, bautismo y la recepción del Espíritu Santo”. Advirtió a la gente que el no prestar atención a su mensaje acarrearía inundaciones sobre los que escucharan su voz y, a pesar de ello, no obedecieron sus palabras.
Noé obedeció el mandato de Dios de construir un arca para que él y su familia se libraran de la destrucción; siguiendo instrucciones de Dios llevó al arca una pareja o más de toda criatura viviente a fin de que también se salvaran de las aguas.
El presidente Spencer W. Kimball (1895–1985) dijo en una conferencia general, hace más de medio siglo: “Y como aún no había evidencias de lluvia ni de diluvio…sus amonestaciones se consideraron irracionales… ¡Qué absurdo construir un arca en tierra seca, mientras el sol brillaba y la vida transcurría normalmente! Pero el tiempo de gracia se acabó… vino el diluvio y los desobedientes…se ahogaron. El milagro del arca fue el resultado de la fe que se manifestó al construirla”.
Noé tuvo una fe inquebrantable para obedecer los mandamientos de Dios. Ojalá que siempre hagamos lo mismo. Recordemos que muchas veces la sabiduría de Dios parece tontería para el hombre; pero la lección más grande que podemos aprender en la tierra es que cuando Él nos habla y le obedecemos, siempre haremos lo correcto.
Thomas S. Monson, “Nos marcaron el camino a seguir”, Liahona, octubre de 2007, págs.4–9
Cumplamos con los mandamientos de Dios. Sigamos los pasos de Su Hijo y nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. Si lo buscamos fervientemente, sin duda lo encontraremos.
Puede que venga a nosotros como un desconocido, como en la antigüedad se presentó a la orilla del mar a hombres que no lo conocían. A todos les dice lo mismo: “Seguidme” (Juan 21:22) y nos encarga la obra que quiere llevar a cabo en nuestra época. Él nos manda y a los que le obedecemos, así seamos educados o ignorantes, se nos revelará en las dificultades, los conflictos, los sufrimientos por los que tendremos que pasar como Sus discípulos; y por experiencia propia aprenderemos quién es Él.
Thomas S. Monson, “La época de la conferencia”, Liahona, julio de 1990, pág. 6
Pero si tenemos oídos que de verdad oyen, prestaremos atención a las palabras del Salvador, quien dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). La suya es la voz a la que debemos prestar atención a fin de no ceder a las tentaciones y permanecer firmes en la verdad.
Recordad que la interminable búsqueda del gozo en las emociones fuertes y en el vicio jamás calmará los anhelos insatisfechos del alma. El vicio nunca conduce a la virtud; el odio jamás promueve el amor; la cobardía nunca engendra el valor; la duda nunca inspira la fe.
Hay personas a quienes les resulta difícil soportar las burlas y los comentarios ofensivos de los que ridiculizan la castidad, la honradez y la obediencia a los mandamientos de Dios. Otras se mantienen firmes y encuentran fortaleza en las historias de los justos cuyos ejemplos se extienden con la misma validez a través de los siglos. Cuando Noé recibió instrucciones de construir el arca, sus necios coterráneos echaron una mirada al cielo sin nubes y luego se burlaron y lo despreciaron hasta que comenzaron las lluvias.
Hace muchos siglos, los habitantes del continente americano pusieron en tela de juicio la realidad del Salvador y de su misión; así fue que discutieron y desobedecieron hasta que, cuando El fue crucificado, un fuego inextinguible consumió a Zarahemla, hubo terremotos, la ciudad de Moroníah quedó sepultada bajo tierra y las aguas se tragaron a la ciudad de Moroni. El desprecio, la burla, la profanación y el pecado fueron consumidos por una sofocante tiniebla y un silencio aterrador. De esta manera se cumplió la palabra de Dios.
¿Es necesario que aprendamos estas lecciones a un precio exorbitante? Los tiempos cambian, pero la verdad permanece igual. Cuando nos negamos a aprender de las experiencias del pasado, nos condenamos a repetirlas con todo el pesar, el sufrimiento y la angustia que traen aparejados. ¿No podemos tener la sabiduría de obedecer a Aquel que conoce el fin desde el principio, nuestro Señor, el que creó para nosotros el plan de salvación?
Thomas S. Monson, “Ven Sígueme”, Liahona, noviembre de 1988, pág. 2
MUCHAS GRACIAS, PRESIDENTE MONSON, POR SUS PALABRAS TAN SABIAS, GRACIAS POR SU FORTALEZA, POR HACERNOS SENTIR VERDADERAMENTE EL ESPIRITU SANTO SOBRE NOSOTROS.
muchas gracias sr.presidente por ser nuestro actual profeta y siempre estara en nuestras oraciones agradecemos todas sus enseñanzas de gran valor para nosostros-
Gracias por tantas consejos y por preocuparse por todos nosotros y siempre esta presente en nuestras oraciones,ayer tuve una experiencia especial,a veces el enemigo nos adormece poco a poco sin que nos demos cuenta,me he sentido trist sin saber exactamente porque pero el sabado como hace unos meses deje de hacer mi oracion de rodillas como siempre lo habia echo, yme acoste dudosa pansando ire o no ire a la iglesia mañana? A la mañana siguiente tuve que levantarme asustada y ala misma hora que debia levantarme para asistir a los servicios de la iglesia, afortunadamente tengo un esposo que ama al salvador desde que lo conocio y siempre me aconseja y me pregunta que me hace falta,que me esta pasando y le digo que ni yo lo sé,pero esta vez lo supe por medio de un sueño considere que era una revelacion personal. En el cual veia primero a dos personas y me querian dar como un escrito yo sabia que querian predicarme sus enseñanzas y yo me negaba,mirandolos fijamente quise confirmar quienes eran y me respondiron su identidad yme pregintaron en que creia entonces y les dije que yo creia solo en el salvador y exprese mi testimonio tan fuerte sobre la expiacion de mi salvador con toda energia y yo mire sus rostros de enojo y tristeza y me decian y decian que yo estaba equivocada,me lo dijeron querindo confundirme pero yo me aferraba al testimonio tan fuerte que yo sentia y los vigilaba yo como se disfrasaron haciendose pasar de la iglesia verdaera de jesucristo pero no tenian gafet como los verdaderos representantes de jesucristo que son elder, y empezaron a engañar a mucha gente,les predicaban sus falsas enseñanzas. Desperte con miedo y arrepentida y senti como algunos del libro de mormon sintieron como si me hubieran rescatado de un profundo abismo senti que desperte de ese sueño profundo y mi testimonio se fortalecio y sentia que se desbordaba, siento que mi salvador me rescato de la hiel de la amargura. A veces por mas pequeñas cosas que el señor y nuestros profetas nos piden que obedezcamos nunca son tan pequñas para no mostrar OBEDIENCIA para dios no hay mandamientos pequeños. Hay detlles que los pasamos por alto como leer las escrituras solo 3 o 4 veces a la semana teniendo 7 dias, estaba muy mal haciendole mas caso al cansancio y fatiga diaria pero todo eso quedo atras ayer tuve ese sueño y me puse las pilas no puedo dejar las cosas para otro dia me arrepenti de las cosas que no estaba haciendo. Estoy empezando primero por leer todo en cuanto a obediencia.