mormon scoutingEl escultismo ha sido parte oficial del programa de los adolescentes mormones desde 1913.  Thomas S. Monson logró el rango de Life Scout cuando era adolescente y ha participado activamente en el liderazgo del escultismo durante toda su vida adulta.  Los siguientes son algunos de sus relatos favoritos del escultismo.

Hace varios años, un grupo de hombres, líderes en el programa Scout, se reunieron en las montañas cerca de Sacramento, California, para recibir capacitación especial relacionada con el programa Scout.  Esta experiencia, en la que estos hombres acampan al aire libre y viven por unos días de la misma forma que los Scouts a quienes enseñan, es sumamente interesante.  Comen lo que ellos mismos cocinan: ¡Huevos quemados! Surcan los escabrosos caminos que los años hacen más difíciles.  Duermen sobre superficies rocosas. Todo ello, bajo la inmensidad del espacio.

Este grupo de hombres proveyó su propia recompensa.  Tras varios días de verse privados, se deleitaron con una deliciosa comida preparada por un cocinero profesional griego que se les unió al culminar la prueba de resistencia.  Cansado, hambriento, un tanto magullado ante la experiencia vivida, uno de ellos le preguntó al cocinero por qué estaba siempre sonriente y por que volvía todos los años, cubriendo él mismo sus gastos, para preparar la tradicional comida para los líderes Scout en ese  lugar.  Aquel hizo a un lado la sartén, se limpió las manos en el delantal blanco ajustado a su abultada cintura, y compartió con aquellos hombres la siguiente experiencia:

«Nací y crecí en una pequeña villa de Grecia.  Mi vida fue feliz hasta que comenzó la Segunda Guerra Mundial y tuvo lugar la invasión y la ocupación de mi país por los nazis.  Los habitantes de la villa, amantes de la libertad, se sintieron agraviados por el invasor y comenzaron a tomar parte en actos de sabotaje para poner de manifiesto su resentimiento.

«Una noche, después que destruyeron una represa hidroeléctrica, los pobladores de la villa celebraron la conquista y luego se retiraron a sus casas.  Muy temprano en la mañana, mientras yo estaba aun acostado, me despertó el tronar de muchos camiones que entraban a la villa.  Pude escuchar el taconeo de las botas de los soldados, los culatazos contra las puertas y la orden de que todo niño y hombre se reuniera inmediatamente en la plaza de la villa.  Apenas tuve tiempo para ponerme los pantalones, ajustarme el cinto, y unirme a los demás.  Allí, bajo la encandilante luz de una docena de camiones, y ante la amenaza de un centenar de armas, permanecimos de pie.  Los nazis, llenos de cólera, dieron cuenta de la destrucción de la represa, y anunciaron la drástica pena: Un hombre o muchacho de cada cinco sería ejecutado.  Un sargento comenzó el recuento fatal, y separó y fusiló al primer grupo».

Dimitrius, dirigiéndose con más intensidad a los líderes Scouts, continuó: «Entonces llegaron a la fila donde yo estaba parado.  Ante mi pavor, me di cuenta de que sería una de las personas designadas.  Cuando llegó el momento, el soldado se paró ante mí, al tiempo que las enceguecedoras luces me encandilaban la vista y miró detenidamente la hebilla de mi cinturón, en la que estaba grabada la insignia Scout: la había ganado siendo Boy Scout por saber la promesa y la ley del escultismo.  El corpulento soldado me señaló la hebilla y luego levantó la mano derecha e hizo la señal Scout.  Nunca olvidaré las palabras que pronunció: «¡Corre, muchacho, corre!» Y yo corrí, y me salvé.  Hoy sirvo al escultismo, para que haya muchachos que puedan tener sueños y vivir para verlos cristalizados» (Según lo contó Peter W. Hummel)

Dimitrius metió la mano en el bolsillo y nos mostró aquella misma hebilla en la que el emblema del escultismo aún brillaba.  No se escuchó ni una sola palabra.  No hubo un solo hombre que no derramara lágrimas.  E1 cometido hacia el programa Scout había sido renovado.

Thomas S. Monson, “Corre muchacho, corre”, Liahona, Conferencia General de octubre de 1982

Un joven poseedor del Sacerdocio Aarónico, activo en escultismo, resumió los beneficios de escoger lo correcto.  Cuando en la entrevista para ser avanzado de rango se le preguntó qué hacía por él el escultismo, respondió: «Me lleva a hacer lo que debo y me ayuda a evitar lo que no debo».  Y pasó la entrevista.

Thomas S. Monson, “En aguas peligrosas”, Conferencia General de abril de 1998.

Hermanos, si hay una época en que se necesiten con apremio los principios del Escultismo, esa época es la nuestra.  La generación presente se beneficiará más que ninguna otra al mantenerse físicamente fuerte, mentalmente alerta y moralmente limpia.

Hace unos años, una habilidad desarrollada por el Escultismo salvó la vida de un familiar mío.  Craig Dearden, el hijo de mi sobrino, que tenía once años, completó los requisitos para recibir el premio de natación; el padre no cabía en sí del orgullo y la madre lo besó cariñosamente cuando lo recibió; los presentes estaban lejos de imaginar el impacto que tendría el hecho de haberlo ganado.  Más tarde, ese mismo día, fue Craig el que vio un bulto obscuro en la parte profunda de la piscina y fue él quien, sin ningún temor, se zambulló para ver lo que era, saliendo en seguida con su hermanito menor Scott, que estaba inerte y con la piel de color azulado.  Recordando los primeros auxilios que había aprendido y practicado con los Scouts, Craig y otros presentes hicieron lo que se les había enseñado.  De pronto, se escuchó un gemido, luego un respiro, un movimiento, y al fin el niño volvió en sí. ¿Tendrá importancia el Escultismo?  Preguntádselo a los padres y la familia de aquel cuya vida se salvó gracias a los conocimientos de un Scout.

Thomas S. Monson, “Llamados al servicio”, Liahona, enero de 1992, pág. 52